Breve historia:
En noviembre de 1985 abrimos el Baúl de Luna por primera vez y durante cinco años cantamos acerca del hombre atrapado en el abismo de sus circunstancias. Con distintas formaciones nos presentamos, entre otros foros, en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, el Festival Cervantino y el Festival de Arte y Cultura de Brasilia ofreciendo espectáculos musicales en los que incluíamos poesía, humor e imágenes surrealistas:
Mi taza de té, donde la aparición del amor se revelaba tan fugaz como el estallido de un globo (1986), Cerezas en la boca, en el que un poema de Jacques Prevert dio pie a una guerra de calcetinazos con la participación del público (1987), Dijo ella, dijo él, basado en textos de e. e. cummings (1987), Corazón-papaya, un canto a la mujer latina (1988), Lo mejor de Baúl de Luna (1989) y, por último, una propuesta compartida con el grupo de jazz “Días como incendios” (1990). Comenzó entonces un tiempo dedicado a proyectos personales: por un lado la ópera y la música antigua, giras internacionales y diversas grabaciones; por otro, espectáculos y discos para niños, talleres literarios y publicaciones de poesía.
En esos años ocurrieron algunos encuentros recordables: en una ocasión nos detuvo en la calle un muchacho de sombrero y gabardina: “Cuando era chico” comenzó, “vi sus shows en la Feria del libro, y tengo dos cosas que decirles. La primera es que no les voy a perdonar nunca que hayan disuelto el grupo.
Y la segunda es una pregunta: ¿Qué diablos querían decir los shows de Baúl de Luna?” Quién sabe si le habremos dado una respuesta satisfactoria, quién sabe si la tenemos. Por nuestra parte, nos conmueven ésta y otras vivencias compartidas con el público y nos motivan a retomar el camino. Ahora, con el apoyo de los amigos y por el gusto del reencuentro, hemos hecho girar nuevamente la llave de este baúl cargado de sueños que sentimos necesarios en esta época de sombrías realidades.
Lourdes y Jorge