EL INSENSATO
No hay hombre sin locura, y la mía
es hacer versos.
Alejado de todo, mi enfermedad me sigue.
¿Por qué un espléndido paisaje, unos ojos amigos
me desatan como si me cruzara con Dios en este mundo?
Y hago versos, y así pierdo mi vida
desterrado en Sun-yan.
A veces, cuando acabo un poema,
subo, loco, corriendo al Peñón del Oriente
y lo digo en voz alta frente a la inmensidad.
En la quietud, los pájaros se desconciertan
y los montes se extrañan y los monos me espían.
Soy un escándalo de la naturaleza,
y de mí mismo, y de los míos.
*
Con estos versos de Bai Juyi (772 – 846), uno de los más grandes poetas chinos, damos el segundo paso en nuestro viaje a través de poemas que han dejado huella en el corazón de muchos hombres. Bai Juyi (antes Po Chu-yi), lo mismo que Bertold Brecht, el poeta y dramaturgo alemán que nos acompañó el pasado lunes, descartaban los versos que dejaran indiferentes a las personas que no sabían leer o que no habían tenido la posibilidad de recibir una educación formal.